VALORACIONES:
La parte más importante de un
concepto es su valoración. En este caso, trata sobre las ventajas y
los inconvenientes de los tres tipos de agricultura que hemos visto:
ecológica, tradicional e intensiva.
Las agricultura intensiva es el
punto más polémico de este asunto. Es un tipo de agricultura a gran
escala y se practica en casi todo el planeta, incluidos los países
subdesarrollados, que son aprovechados por las multinacionales para
ser explotados a bajo coste. Este tipo de agricultura, frente a las
ventajas que tiene, como la enorme productividad, presenta muchos
inconvenientes. Como hemos dicho antes, el uso masivo de productos
tóxicos no solo contamina el suelo, convirtiéndolo a largo plazo en
tierra yerma, sino que hace que las plagas se hagan más resistentes,
por lo que requiere un incremento continuo del uso de estas
sustancias. Este sistema tiene como fin obtener la mayor
productividad posible, sin tener en cuenta los daños que genera para
ello. Además de la contaminación y el agotamiento del suelo, está
el nivel de explotación de muchas multinacionales, como hemos dicho
antes, en los países subdesarrollados, haciendo que las compañías
capitalistas obtengan un beneficio extraordinario, sin tener en
cuenta los daños que generan a los trabajadores y las economías de
dichos países, que cada vez empobrecen más.
Para no alargarnos mucho,
hablaremos ahora de la agricultura ecológica. Siempre que hablamos
de productos ecológicos se nos viene a la mente el sonido de las
monedas. Y es que los productos ecológicos son de los más caros del
mercado. Sin embargo, esto no es culpa del productor, que muchas
veces es minorista, sino de las autoridades. Si se invirtiera menos
dinero en agricultura ecológica y, en cambio, se gastara en I+D para
hacer los cultivos ecológicos más rentables, los productos
ecológicos podrían estar al alcance de un mayor número de
personas. Fuera de este inconveniente, la agricultura ecológica
tiene múltiples ventajas. Es más aconsejable para la salud, porque
en ella no se utilizan organismos genéticamente modificados, o
transgénicos, ni los alimentos llevan tantos plaguicidas, pesticidas
o productos fitofarmacéuticos, productos tóxicos, todos ellos para
nuestra salud. Sin embargo, parece que nuestro organismo ya se ha
acostumbrado a estos productos, pues con ellos se elaboran la mayoría
de los productos elaborados del mercado, valga la redundancia.
La agricultura ecológica no tiene
porqué ser costosa a pequeña escala. Podemos aplicar desde la
propia vida cotidiana, esos sencillos cultivos urbanos tradicionales
y convertirlos en ecológicos, creando nuestros propios abonos y con
otras prácticas que acaban resultando más baratas que las técnicas
de cultivo intensivas.
En este curso vamos a comprobarlo
con el trabajo que realizaremos en el huerto ecológico.